sábado, 6 de febrero de 2010

LA NEGRA



LA NEGRA


¡Ya llegó!,
la esperábamos y llegó,
ella también la esperaba,
¡¡ella¡¡, sufrida hermosa dama.

Rosa de nombre tenía,
enamorada de la vida
que ante ella se agitaba:
cascabelera, frondosa y ensoñada.

¡Repulsivo, despiadado mago Cáncer!,
se extendió dentro su barca
como enredadera ponzoñosa
envenenando sus entrañas.

¡Y llegó!, sí, hoy,
la esperada, la ansiada
señora de la guadaña,
a la vera de su cama.

Se hizo de rogar
la señora negra;
sonriendo sin temor
la dama Rosa la acogió.

Abrazadas las dos
sonriendo de gozo,
tranquila, sosegada se quedó
la dama Rosa, en brazos
de la muerte.

Leonor Rodríguez Rodríguez

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