¡Maldita mi suerte!
¡Maldita mala hora!
¡Maldita pena que me ahoga!
¡Maldito fin de semana!
que sentenció tu marcha
para mi desgracia,
sin vuelta a casa.
¡Maldita noche de verano!
me llevaste un gran trozo del alma
estrellado sobre el asfalto.
No veo luceros, no veo Luna
todos los años pierdo cordura;
se revuelven nervios prisioneros
de querer exteriorizarse en lamentos;
un rosario de nudos atoran garganta
se estrangulan gritos que callan
en mi ese otro yo que clama;
ni el sol reluciente alumbra la casa
en este San Pedro, día de su onomástica.
Pretendo girar trescientos sesenta grados
el eje del tiempo en la distancia
¡ no puedo, no puedo!
se me escurre la cuerda al hoy de la mañana
donde todo en tinieblas gira y amarga
diluyendo entre bruma
aquella estampa de luz tan blanca
de un ángel llegado a mi cama
y en su cunita extasiaba mi mirada,
¡no puedo, no puedo!
su muerte es el recuerdo.
Leonor Rodríguez Rguez.
2 comentarios:
Leonor precioso!
CUANDO LOS RECUERDOS SE DESPIERTAN EL DOLOR SUELE HACER GALA EN EL CENTRO DE LA CASA
UN BESITO
UFFFFF, QUÉ GRITO!!!!!
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